martes, 11 de marzo de 2014

El crepúsculo de los ídolos

El crepúsculo de los ídolos (resumen)






El crepúsculo de los ídolos, o cómo se filosofa con el martillo (1889) es una de sus últimas obras que escribe antes de perder su lucidez. El titulo parodia el título de la obra de Wagner “El crepúsculo de los dioses”. Siguiendo las tres metamorfosis anunciadas en Zaratustra, equivale al león que rompe, pisotea y destruye todos los valores establecidos. Ruge contra la filosofía kantiana y contra el cristianismo que corrompen al individuo. Pero también ruge contra la ideología nacionalista alemana. Nietzsche pretende derribar a martillazos las estructuras en las que los falsos ídolos se levantan, para eliminar el envenenamiento y la calumnia a la que la moral ha sometido al ser humano y que ha debilitado sus instintos.

Tras su muerte el 25 de agosto de 1900 en Weimar, su hermana Elisabeth, quien se casa con el nacionalista prusiano Föster, manipula su obra, destacando aquellos aspectos que luego serían reivindicados por los nazis.

Un primer apartado nos ofrece cuarenta y cuatro breves y brillantes aforismos. Nietzsche ejercita su puntería contra la mujer, el Reich alemán, el filósofo, la moral, el arte, la ciencia: todos quedan tocados.

El segundo apartado es una monografía acerca de Sócrates. Nietzsche vuelve aquí a su primera época: «el problema Sócrates» tema central de El nacimiento de la tragedia, es sometido una vez más a examen. Sócrates fue un plebeyo, nos dice Nietzsche; fue, además, feo; y por tanto, un criminal; en suma: un enfermo, un decadente. Sus instintos se disgregaban. Y la medicina inventada por él para combatir el mal (la dialéctica, la racionalidad) no fue, a su vez, otra cosa que un síntoma de la dolencia que le corroía. Y Sócrates quiso morir, esto es: se suicidó por manos de los jueces  atenienses.

El apartado tercero, «La razón en la filosofía», es central en esta obra. La idiosincrasia del filósofo se resume en esto: en su odio a la noción misma de devenir y, en consecuencia, en su odio a la vida. La filosofía anterior (con la excepción de Heráclito) ha sido obra del resentimiento. La razón en filosofía es la causa de que nosotros falsifiquemos el testimonio de los sentidos. Nietzsche acaba este apartado con cuatro tesis, en las que resume toda su metafísica.

El quinto apartado es un ataque frontal a la «moral» en todas sus formas, desde el Nuevo Testamento hasta Schopenhauer. En lo relativo a la moral cristiana defiende que la Iglesia postula la más estúpida y ridícula medicina espiritual; no pregunta jamás cómo embellecer un apetito, simplemente lo extirpa. Es como si un medico extrajera los dientes para evitar que éstos duelan. Este modo de proceder parte de gente que, o bien son demasiados débiles, o bien están demasiado degenerados como para luchar contra un apetito e imponerle moderación. La moral cristiana es un conjunto de leyes y doctrinas que castran la vida del hombre y lo convierte en enfermo.

Pero no sólo la moral cristiana es contranatural, casi todas las morales se empeñan en perseguir aquello que precisamente debe ser fundamento de una moral sana; los instintos. No hay que ampararse en códigos absurdos que declaren valores superiores, pues, eso es una negación de la realidad. Establecer normas, es situarse por encima de la vida y negar que sea la vida misma la que realmente valora a través de nosotros.

En el sexto apartado titulado Los cuatro grandes errores, son cuatro errores psicológicos que tienen graves consecuencias morales.

El primero es confundir la causa con la consecuencia. Tanto la religión como la moral te dictan lo que debes y no debes hacer para lograr ser feliz, confunden la causa con la consecuencia; es más bien al revés, si eres feliz serás virtuoso. Todo lo bueno es instintivo y, por tanto, necesario. Mientras que todo lo malo es consecuencia de una degeneración de los instintos. Así, pues, no se trata de que seas malo porque no cumples los mandamientos de una determinada religión, al contrario. Tu debilidad reside en no seguir tus propios instintos y seguir una moral que crea valores “superiores”.

El segundo error es creer en una causalidad falsa. Siempre hemos creído que nosotros mismos éramos causa de nuestra voluntad, o que las causas de una acción habría que buscarla en nuestra conciencia. Incluso que el yo era causa del pensamiento. No obstante, todas estas afirmaciones son resultado de una causalidad falsa que parte de la creencia de que nuestras acciones son libres.

El tercer error es el de las causas imaginarias. El ser humano necesita buscar causas que expliquen su estado de ánimo en un determinado momento. No obstante, no ahondamos en las causas que explican por qué nos encontramos mal o bien, recurrimos a un proceso mucho más fácil; recordar estados anteriores semejantes y sus causas aparentes. Con ello lo que logramos no es averiguar las causas últimas, sino establecer correlaciones como si fueran causas. Y ello se debe a que es más reconfortante reducir algo desconocido (la causa real) a algo conocido (el recuerdo de una situación similar). Es decir, el miedo a lo desconocido nos impide indagar realmente sobre las causas que nos produce un estado de ánimo. Así sólo logramos crear causas imaginarias. La Iglesia y las morales se nutren de este error;

El último error aludido es el error de la voluntad libre. La idea de una voluntad libre nace de la demanda de los teólogos de buscar culpables y castigarlos. Sólo se es libre para poder así responsabilizar a la humanidad. Los sacerdotes culpan y castigan para dominar.

El apartado séptimo, dedicado a aquellos que ven su misión en «mejorar» a la humanidad constituye una ejemplificación concreta de lo que significa la moral corno contranaturaleza. La mejora perseguida por la moral y la religión ha consistido siempre en poner enfermos a los hombres, en debilitarlos, en castrarlos.

Lo que viene a continuación es como un «segundo libro», con otros temas y con otro tratamiento. Hasta ahora Nietzsche se ha mantenido en un tono más bien teórico, discursivo. Ahora llega el instante de las confesiones, incluso de la autobiografía.

«Lo que los alemanes están perdiendo» (apartado octavo) es la sección más melancólica de todo el libro. Nietzsche echa una mirada a su patria; la amargura que ésta le produce no le un pide ser justo. En pocas líneas traza Nietzsche uno de los mejores elogios de Alemania escritos nunca. Alemania tiene virtudes más viriles que las que ningún otro país de Europa puede exhibir. Mucho buen humor y mucho respeto de sí, mucha seguridad en el trato, en la reciprocidad de los deberes, mucha laboriosidad, mucha constancia. Y una moderación hereditaria, que más que del freno necesita del acicate. Añado que allí todavía se obedece sin que el obedecer humille... Y nadie desprecia a su adversario...» Pero Alemania ha elegido, a partir de 1871, una vía equivocada: quiere dedicarse a la «gran política», quiere tener poder sin darse cuenta de que el poder vuelve estúpidos a los hombres. Y así la chabacanería, piensa Nietzsche, está anegando a su país. Este apartado contiene, en su sección final, un penetrante estudio sobre lo que debe ser la educación; aquí resume Nietzsche toda su experiencia de profesor. La educación se define por estas tres tareas: aprender a ver; aprender a pensar; aprender a hablar y a escribir.

El largo apartado titulado «Incursiones de un intempestivo», que es el penúltimo y que ocupa por sí solo más de una tercera parte de toda la obra, es un verdadero ajuste de cuentas. Encontramos aquí al Nietzsche irónico, travieso, malévolo, en sunta: al Nietzsche sarcástico. Nietzsche se ensaña con los novelistas franceses del momento. De repente, una breve parada (el § 10): Nietzsche vuelve tos ojos a su primera obra, a sus conceptos de lo «dionisíaco» y de lo «apolíneo». Pero en seguida toma de nuevo el látigo, y las victimas son Carlyle, Darwin, Kant, etc. Una última confrontación con Schopenhauer, su “educador” en los años jóvenes, va seguida de ataques al arte por el arte, de una equiparación entre el cristiano y el anarquista, de una crítica de la moral de la decadencia, de una crítica de la modernidad, de un examen de la cuestión obrera, de una exposición de su concepto del genio, de un inquietante análisis del tipo del criminal, para terminar en un panegírico de Goethe: “Goethe es el último alemán por el que yo tengo respeto”.

El apartado final es un fragmento de autobiografía que preludia el Ecce homo. Nietzsche hace la historia de sus estudios, ofrece una enumeración de sus modelos, ataca a Platón, y pone en la picota a los filólogos clásicos

Si desde el punto de vista del contenido este libro aborda la totalidad de los problemas estudiados por Nietzsche, también desde el punto de vista de ¡a forma es un muestrario completo de los «estilos». Tenemos la sentencia breve y el desarrollo minucioso de un tema en varios apartados, tenemos el aforismo y el asalto repetido a una misma cuestión desde diversas perspectivas.

Con razón fue esta obra la primera que adquirió notoriedad e hizo famoso a su autor.





El nacimiento de la tragedia: lo apolíneo y lo dionisíaco

El nacimiento de la tragedia (clicka para acceder a la obra)


Si os interesa saber más sobre esta obra, aquí hay un vídeo dividido en tres partes que la explica bastante bien. Puede serviros para anclar ciertas ideas y ampliar vuestra contextualización.





Lo apolíneo y lo dionisíaco

¿Los reconoces? 


        





¿Quién era Apolo? (clicka)                                       ¿Quién era Dioniso? (clicka)



                            

La primera obra importante de Nietzsche se llamaba “El Nacimiento de la Tragedia”. En ella exploraba los significados de lo trágico, lo apolíneo y lo dionísiaco haciendo un análisis del teatro griego.

Para Nietzsche lo propio de la tragedia es su capacidad de exponer  lo “problemático y terrible” del mundo sin por ello quitarnos las ganas de vivir. El alma trágica se da perfecta cuenta de toda la dureza de la vida, de su drama y de su sinsentido, pero también de su alegría y de su gozo, de modo que el sentimiento es que la vida, pese a todo, es algo que merece la pena.

Nietzsche acuña el termino Dionisíaco (relativo al dios griego de la ebriedad) a la capacidad de dejarse llevar por el instinto y gozar de todo lo terrible de la existencia. Lo dionisíaco es lo vital, lo irracional, lo desmesurado,  y lo cruel y lo imperfecto. Frente a esto, Nietzsche describe también lo apolíneo como lo racional, lo mesurado, lo reflexivo y lo formal y lo perfecto.

Pues bien; para Nietzsche el arte trágico surge cuando se encuentran ambos ordenes, es decir, cuando se le impone forma a lo desmesurado.

Para Nietzsche este espíritu  de la tragedia clásica fue sin embargo traicionado. El primero que lo traicionó fue Eurípides; en las tragedias de Eurípides lo terrible de la vida no es una condición esencial de está, sino que acontece por las elecciones que toman sus personajes, de modo que, según Nietzsche, el espectador de estas tragedias las contempla con cierta distancia. Pero los gran traidores del espíritu trágico fueron Sócrates y Platón, y el cristianismo. A partir de ellos la vida no será constitutivamente trágica, sino que se inventará la “fantasmagoría” de  una  vida perfecta con el propósito de decir que todo lo malo no es en verdad real.

Es del mayor interés poner algunos ejemplos de lo trágico, lo apolíneo y lo dionisíaco, para tratar de entender lo que Nietzsche quería decir.





EJEMPLO 1º: En esta charla Dan Phillips explica su concepto Dionisíaco de la Arquitectura, en contraposición de la mentalidad apolínea.



Un ejemplo de la mentalidad apolínea en el diseño; Apple. Sus dispositivos se caracterizan por la sencillez, la simplicidad y la racionalidad.




EJEMPLO 2º: Como ejemplo de lo dionisíaco, (lo que escapa a la norma, lo que no encaja con un canon…) los monstruos son estupendos. La existencia de seres monstruosos nos recuerda que la vida no parece reducirse simplemente a lo normal. Hay muchas películas de monstruos, como Alien, Tiburón o Frankenstein. Desde un punto de vista mas dramático, hay dos estupendas reivindicaciones de los monstruos en dos films clásicos; La Parada de los Monstruos y El Hombre Elefante




EJEMPLO 3º: Una buena película para ejemplificar la contraposición entre lo apolineo y lo dionisiaco es Los Idiotas, de Lars Von Trier. En este film el argumento muestra a un grupo de gente que se juntan para hacerse pasar por deficientes, y de ese modo poder hacer todas las cosas que a las personas “normales” les están vedadas. El fin propone por tanto lo dionisíaco como una especie de liberación. Aquí hay un resumen del film.




NOCIÓN 3 DE LA PAU: EL ARTISTA TRÁGICO Y LO DIONISÍACO

*Aquí tenéis unos apuntes sobre esta noción (quizás algo extensos de más, aunque bastante aclaratorios).

*Otro ejemplo de estas nociones.






Sesión 11

REPASANDO



*Mapa Conceptual (clicka)

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La segunda actividad será un juego en el que los alumnos estarán organizados por grupos de 5-8 y cuya meta es evaluar oralmente los conocimientos adquiridos hasta ahora por los estudiantes. El profesor propondrá un concurso en el que se mostrará una serie de viñetas y chistes gráficos sobre el filósofo que el alumnado deberá relacionar con lo aprendido y explicarlo.


También se usará como herramienta para este “concurso” la web de philosofighters.com, por lo que Nietzsche se enfrentará a los otros filósofos estudiados anteriormente en otras unidades. En relación a ello, el profesor hará preguntas para que los alumnos comparen las formas de pensamiento expuestas en la pantalla (por ejemplo: Platón con los ataques de “Caverna” o “el Bien” serían comparados a los ataques de “Superhombre” o “Eterno Retorno” de Nietzsche). De este modo, se busca que los estudiantes sean capaces de comparar diversos autores y criticarlos en base a la filosofía nietzscheana.



Sesión 10 texto o influencias posteriores

Lectura del texto y nociones (II)



*Leeremos el último apartado del TEXTO (clicka).



Si recordáis, esta noción de LO DIONISÍACO Y EL ARTE TRÁGICO ya la elaboramos cuando estudiamos la primera etapa de Nietzsche y estudiamos El nacimiento de la tragedia

Aún así, aquí tenéis otro ejemplo redactado de esta noción:






EL ARTE TRÁGICO Y LO DIONISÍACO



Para los antiguos griegos, Dionisio era una divinidad protectora de la vida y símbolo del placer (fiestas y vino), el dolor y la resurrección, es el inspirador de la locura ritual y el éxtasis,. Es el dios patrón de la agricultura y el teatro. Fue él quien enseñó a los hombres a cultivar la vid y a fabricar el vino. Moría cada invierno y resucitaba en la primavera y con él renacían también los frutos de la tierra. Para celebrar su resurrección se organizaban grandes fiestas con rituales orgiásticos. Contrastaba con Apolo, dios del sol, que simbolizaba la armonía, el orden y la razón. Sin embargo, los griegos pensaban que las cualidades de los dos eran complementarias: los dos dioses son hermanos.

Aristóteles sostenía que la tragedia griega se desarrolló a partir del ditirambo, himnos corales en honor al dios Dionisio al que no solamente alababan, sino que a menudo contaban una historia. Se cree que fue creada en el siglo VI a.C. por el poeta ateniense Esquilo, que introdujo el papel de un segundo actor, aparte del coro. Las obras se comenzaron a representar en festivales en honor de Dionisio. El festival más importante, las Grandes Dionisíacas, tenía lugar en Atenas durante cinco días de cada primavera. Para esta celebración los grandes dramaturgos griegos Esquilo, Sófocles y Eurípides escribieron sus magníficas tragedias. Las historias están basadas en su mayoría en mitos.

La tragedia es una historia en la que personajes nobles se enfrentan a conflictos provocados por pasiones humanas que desembocan en un desenlace fatal. Según Nietzsche la tragedia se basa en un desbordante sentimiento de vida y de fuerza, dentro del cual el mismo dolor actúa como estimulante. Se abandona la individualidad, se acepta el destino, con lo que se adquiere la sensación de la plenitud de la vida. Es la vida regocijándose al sacrificar a sus tipos más altos, no para purificarse, sino para afirmar el eterno placer del cambio, que incluye también el placer de destruir.

Nietzsche pone en evidencia el contraste entre dos elementos principales de la tragedia: por un lado lo dionisiaco (la pasión que experimenta el personaje) y por otro lo apolíneo (la sabiduría y la justicia que es el elemento racional simbolizado por el dios Apolo). Contraste que es la base de la némesis, el castigo divino que determina la caída o la muerte del personaje.

Los griegos sabían que la vida era terrible, inexplicable y peligrosa, pero no se entregaban al pesimismo. Podían eludirlo de dos formas:
Cubriendo la realidad con un velo estético creando un mundo ideal de proporción y de belleza. Esta es el arte apolíneo, que en la Grecia antigua se expresaba en las artes épicas y plásticas.
La otra posibilidad es afirmando y abrazando la existencia con toda su oscuridad y sufrimiento. Ésta es la actitud dionisíaca y sus formas artísticas peculiares son la tragedia y la música. La música no es una copia de la realidad como ocurre en la pintura. La música es la realidad misma, la expresión de la voluntad.


Para Nietzsche la cultura griega entró en crisis cuando Eurípides intentó eliminar de la tragedia el elemento dionisíaco en favor de elementos morales, eliminando para ello el coro. La clara luminosidad de la vida se transformó en la superficialidad de la razón cuyo máximo representante es Sócrates.


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La influencia de Nietzsche



FILOSOFÍA DE LA SOSPECHA






REPERCURSIONES

*APUNTES (también para otros puntos de la contextualización).




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DEBERES



Los alumnos deberán entregar un breve resumen y valoración personal del texto.





Sesión 9: lectura del texto y nociones

Lectura del texto y nociones


Si recordáis, AQUÍ en la primera sesión colgué el texto con el que trabajaremos hoy y mañana. 


La primera actividad consistirá en la lectura del texto de Nietzsche correspondiente a la PAU y comentario por parte del profesor:
-          El crepúsculo de los ídolos, capítulo “La ‘razón’ en la filosofía”, apartados 1, 4 y 6 (trad. A. Sánchez Pascual, Madrid, Alianza, 1998, pp. 51, 53-54 y 55-56).

El profesor, además, preguntará a los alumnos individualmente algunas cuestiones relacionadas con el texto. En el interrogatorio, iría guiando al estudiante para éste conectase el temario ya estudiado con el texto al que se está enfrentando.

·         Sólo se leerían los apartados 1 y 4 en esta sesión. 

Además, el profesor iría construyendo las nociones siguientes:

o   Los sentidos y el cuerpo.
o   Los “conceptos supremos” y el concepto “Dios”.


*APUNTES de estas nociones.



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DEBERES


Como actividad para casa (dependiendo del tiempo disponible para el final de la sesión), se les pediría a los alumnos que, usando todo el material del que disponen en el BLOG de la asignatura (más, si lo deseasen, algún libro de texto que pudiese obtener del Departamento o de la Biblioteca), elaborasen las nociones que tienen que hacer según las pautas de la PAU (correspondientes a los apartados 1 y 4).

o   Los sentidos y el cuerpo.
o   Los “conceptos supremos” y el concepto “Dios”.


Sesión 8

El vitalismo


*EJEMPLO, más apuntes.

*En esta clase nos dedicaremos a elaborar el tema para la PAU del VITALISMO en Nietzsche. Además, repasaremos algunos puntos de la teoría que hemos dado hasta ahora





El vitalismo engloba teorías filosóficas muy distintas, su único elemento común es reivindicar la vida como una realidad que no puede ser entendida en términos mecanicistas o racionalistas. Estas doctrinas se situan en la segunda mitad del siglo XIX y primeras décadas del XX. Se puede entender la filosofía de Nietzsche como el intento de hacer de la vida lo Absoluto. La vida tiene valor en sí misma. Nietzsche midió el valor de la filosofía, la ciencia o el arte a partir de su oposición o afirmación de la vida. 

El mundo, el ser humano, la vida, son voluntad de poder. Nietzsche no define claramente esta expresión en ningún sitio. En primer lugar, no es la voluntad psicológica, ni tampoco coincide con la voluntad de Schopenhauer. No es voluntad de vivir. Al contrario, la vida es voluntad de poder, y esta última es la voluntad de ser más, vivir más, superarse, demostrar una fuerza siempre creciente. No es correcta una definición estrictamente biologista de esta voluntad, menos todavía una interpretación política o racista.

“¿Queréis saber qué es para mí el mundo? Es un monstruo de fuerza, sin principio ni fin, una magnitud férrea y fija de fuerzas que ni crece ni dis­minuye, y que únicamente se transforma [...], un juego de fuerzas y ondas de fuerza [...], un mar de fuerzas tempestuosas que se agitan y transforman desde toda eternidad y vuelven eternamente sobre sí mismas en un enorme retorno de los años [...] Este es mi mundo dionisiaco, que se-crea-eterna­mente-a-sí-mismo, y que se destruye-eternamente-a-sí-mismo, este mundo enigmático de la doble voluptuosidad; mi más allá del bien y del mal, sin meta, a no ser que exista una meta en la felicidad del círculo, sin voluntad; a menos que un anillo tenga buena voluntad respecto a sí mismo ¿Queréis un nombre para este mundo?¿Y una solución para todos sus enigmas? ¿Queréis una luz para todos vosotros los desconocidos, los fuertes, los impávidos, los hombres de medianoche? - Este mundo es la voluntad de poder, y nada más que eso. ¡Sed vosotros también esa voluntad de poder - y nada más que eso! “ 

El problema de la verdad adquiere ahora un sentido distinto. No es importante saber si un juicio es falso, sino si sirve para fomentar y mantener la vida. Colocarse más allá del bien y del mal es el camino hacia la voluntad de poder, o la expresión de la voluntad de poder. La voluntad de poder es voluntad de apariencia, incluso de ilusión. Esta voluntad es más profunda, que la voluntad de verdad que imperaba bajo el reinado del mundo suprasensible. Es más profunda porque conoce la realidad auténtica del ser que es el devenir y sabe que la razón humana no podrá jamás abarcarla con sus conceptos. 

En el mundo existen "fuerzas activas" y "fuerzas reactivas", activas y pasivas. Hay dos tipos principales de hombres: los dominados y los dominadores, a los que les corresponde la moral de esclavos y la moral de señores, respectivamente.

En la moral aristocrática, la de los señores, el hombre ejercita plenamente su voluntad, toma sus propias decisiones, se llama a sí mismo "bueno" porque se siente bien consigo mismo: es un "espíritu libre". Dice siempre sí a la vida, la afirma tal como es. Voluntad de poder no significa dominación o sometimiento del prójimo. No es prioridad del hombre poderoso el detenerse a someter esclavos, sino la afirmación de la vida. 





En la moral del resentimiento, la de los esclavos, existe una atrofia de la voluntad de poder, es una vida descendente. Aquí se encuentra al hombre pasivo, que no actúa por sí mismo, su acción es reacción. Ellos reaccionan contra los señores, si los señores se llaman a sí mismos los "buenos", los esclavos no se llaman a sí mismos buenos, sino que llaman a los señores los "malos", su moral se basa en el resentimiento. El resentimiento contra la vida, intentar escapar de la dimensión trágica de la existencia. 

La moral cristiana encarna esta forma de moral. Destruyó los valores del mundo antiguo. Fomenta valores de la “moral de esclavos” (humildad, pobreza, mediocridad, igualdad), y valores mezquinos (obediencia, sacrificio, compasión ) sentimientos propios del rebaño. Con el cristianismo se presenta una de las ideas más enfermizas de nuestra cultura, la idea de culpabilidad, de pecado. A la que hay que contraponer la “inocencia del devenir”, no estamos sometidos a ningún orden superior, estamos “más allá del bien y del mal”. 

Todas las religiones son falsas, pero el politeísmo expresa mejor la riqueza de la realidad que el monoteísmo, pues no se ha separado radicalmente de la vida. El monoteísmo representa la máxima hostilidad a la voluntad de poder. La superación del cristianismo, tras la “muerte de Dios”, iniciada en la Ilustración, es fundamental para la transmutación de todos los valores. La muerte de Dios expresa el fin de toda creencia en entidades absolutas. Todo aquello que sirve a los hombres para dar un sentido falso a la vida, es semejante a Dios: el Progreso, la Revolución, la Ciencia. El cristianismo lleva hasta el final el desprecio por la vida iniciado por la filosofía platónica y su superación es necesaria para la aparición del superhombre. 

Todos los valores de la cultura occidental son falsos valores, son la negación misma de la vida, La cultura europea ha llegado a la decadencia total, al nihilismo. El nihilismo significa que los valores supremos han perdido validez. Este es el nihilismo pasivo. El nihilismo activo es una fuerza violenta de destrucción. Los valores no se derrumbaran solos, sino que seran destruidos directamente por la voluntad de poder. Esta es la condición para que, a continuación, la voluntad de poder cree valores nuevos.. “Dios ha muerto” significa que los hombres viven desorientados. Que se superará con la “transmutación de todos los valores” . Lo que significa invertir la moral tradicional y crear una nueva tabla de valores en la que estén situados los que afirmen la vida. 


La muerte de Dios, puede engendrar: por una parte, al superhombre pero, por otra parte, es también la condición de la aparición del último hombre. Este último, es ese «pulgón inextinguible» que es el más duradero y el más despreciable, aquél que se contenta con un mero pragmatismo, el que ha sustituido a Dios por su comodidad, el que ya no es capaz de despreciarse a sí mismo y cree que ha inventado la dicha; un hombre cuya vida, sin Dios, carece de sentido, y que representa la ruina de la civilización y es la culminación de la decadencia. Todos los animales han producido algo superior a ellos, el hombre se resiste a evolucionar, no quiere abandonar lo valores del pasado y dar un nuevo sentido a la humanidad.

“Habéis evolucionado del gusano al hombre, pero todavía hay mucho de gusano en vosotros”

El superhombre se caracteriza por ser fiel a los valores de la vida, al “sentido de la tierra”. Es una figura ambigua, que puede dar lugar a peligrosas interpretaciones, como la nazi.

El eterno retorno es la fórmula suprema de fidelidad a la tierra. El eterno retorno simboliza, en su eterno girar, que este mundo es el único mundo (una historia lineal conduce hacia «otro» mundo); además afirma que todo es bueno y justificable, puesto que todo debe repetirse del mismo modo. Toda huida a otro mundo es una pérdida de realidad. Por tanto hay que permanecer fieles a la tierra. La imagen de un mundo que gira sobre sí mismo, pero que no avanza como una peonza, es la imagen de un alegre juego cósmico, de una canción de aceptación de sí mismo, de bendición de la existencia. Este concepto aparece en la mitología y en los presocráticos, y se opone a la concepción lineal del tiempo, propia del cristianismo.




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DEBERES:


La actividad individual para casa será redactar y elaborar el tema de “La crítica de Nietzsche a los filósofos” (establecido por la PAU) usando los materiales que el profesor colgó en el BLOG. Tomarían para ello como ejemplo el tema que se les ha proporcionado en esta entrada (“El vitalismo de Nietzsche”).



Sesión 7

Nietzsche y la crítica a la cultura occidental (II)

Nietzsche el médico.
En la historia de la filosofía Nietzsche toma para si el papel de médico   Esto es curioso, puesto que los filósofos siempre han proclamado su amor a la verdad. Lo que pasa es que Nietzsche determina; detrás de cada verdad no hay sino voluntad, que es lo único que detiene el vértigo de la interpretación. De modo que el estudio filosófico no puede quedarse en el análisis superficial de la verdad, sino que debe acceder al campo de la voluntad. No puede preguntarse solo ¿esta interpretación es verdadera? , sino ¿ esta interpretación favorece o perjudica la vida?
Los criterios de valoración filosófica ya no son lo verdadero o lo falso. Ahora se trata de lo sano y lo mórbido. Hay interpretaciones sanas, que favorecen la vida, e interpretaciones enfermizas, reactivas, que impiden que florezca la vida.
Aquí hay que detenerse; Nietzsche ha dicho primero que toda interpretación refuerza la vida, pero luego afirma que algunas interpretaciones van contra la vida. ¿Se contradice? No, porque estas ultimas refuerzan también la vida; una vida insana.
¿Que es la salud? ¿Que es una vida sana? Para Nietzsche la vida es naturalmente sana. Ella se desarrolla a menos que se obstaculice. La vida feliz y creativa florece allí donde los hombre la dejan.
Sin embargo, ocurre lo sorprendente. ¡Las interpretaciones reactivas triunfan! ¡Las vidas enfermizas no son la excepción, son la regla! Nietzsche constata la desmoralización de la sociedad occidental, desmoralización entendida al modo usual, como falta de motivos para seguir viviendo. Pero este fenómeno cultural es increíble. ¿Como ha podido triunfar la vida enferma sobre la sana, contraviniendo todas las leyes de la evolución?
Este es el enigma al que Nietzsche se enfrenta como medico. Su estudio se puede dividir en cinco partes, según las cinco tareas que Nietzsche tiene que hacer.
1-Diagnosticar la enfermedad.
2-Describir sus sintomas.
3-Estudiar su etiología.
4-Denunciar tratamientos equivocados.
5-Proponer una terapéutica.
1/ Acerca de lo primero ya ha sido dicho bastante. La vida, según Nietzsche, esVoluntad de Poder. Voluntad de Poder no significa ni exclusiva ni principalmente una pulsión de dominio sobre los demás.  La Voluntad de Poder es voluntad de autoafirmación, de desarrollo de si mismo, de alegría de si, de autodisciplina y orgullo. Una vida sana, y feliz, es la que quiere y consigue todo esto.
Ocurre que no todas las vidas son sanas. Hay vidas que rechazan la Voluntad de Poder. Hay vidas infelices, y resentidas, y vegetativas. Es precisamente en estas vidas en las que hay más bien una voluntad de dominio. Como todos, también estos hombres detienen su interpretación en sus intereses vitales (es decir, ven la vida como les conviene) , pero sus intereses vitales están corrompidos.
2/ Podíamos decir que la enfermedad es el rechazo o la disminución de la Voluntad de Poder. Pero el síntoma es el Nihilismo. Nihilismo es el nombre de esta sintomatología cultural. Es un término que alude al malestar, la desgana, la apatía, la falta de motivos para vivir…
Nihilismo es un término que en Nietzsche goza de una doble faz, como pasa con todos los síntomas. Puesto que si por un lado el síntoma (por ejemplo el dolor) es algo negativo, por otro lado los síntomas tienen siempre algo de positivo, pues sin ellos no apercibiríamos de la enfermedad, que podría acabar matándonos. Algo igual ocurre con el nihilismo, que es sumamente fastidioso, pero también es un estado previo necesario para la superación de la enfermedad. Es un estado de dolor y de esperanza. (Una de esas  frases brillantes de Nietzsche dice: “no es el dolor sin mas lo que los hombre no soportan. Es el dolor sin sentido lo que los hombres no pueden soportar”)
Podemos ilustrar el nihilismo con la película American Beauty. En la primera secuencia, donde se presenta el personaje de Lester Burham, esta ya claro que el protagonista ha perdido las ganas de vivir. Pero os llamo la atención de que el nihilismo no es una enfermedad particular de alguien (no es como la depresión) sino una enfermedad cultural. Esto se pone de manifiesto en la película, porque en ella todas las cosas que rodean a los personajes (el trabajo, la familia, el instituto) no tienen el mas mínimo sentido, están llenas de inautenticidad y falsedad. En este ambiente inautentico los personaje de Lester,  Ricky y Jane, que son aparentemente los mas inadaptados, son en realidad los únicos sanos. Paradojicamente, la depresión de Lester, la inadaptación de su hija Jane o la locura de Ricky son lo que les convierte en personajes normales.



Tambien el nihilismo llegó a la pintura. ¿Que pensais de esta obra? Se titula Cuadrado Negro sobre fondo Blanco y fue pintada por Kazimir Malevich allá por 1923
Otra buena metafora del Nihilismo esta en este video de la polaca Cynthia Whittoft. ¿Que os parece?



3/ La enfermedad es la decadencia de la Voluntad de Poder. Su síntoma es el nihilismo. Nietzsche ha estudiado las causas de esta enfermedad bajo la forma de una genealogía de la moral y de una crítica de la metafísica, entendida como desdoblamiento de la realidad en dos mundos; el real y el aparente. Este desdoblamiento, que marca la historia de Occidente, no es universal ni necesario. Muy al contrario, para Nietzsche es obra de cierta clase de hombres en un momento concreto. La característica fundamental de estos hombres es que desprecian la vida a causa de su debilidad. La vida, piensa Nietzsche, favorece a los fuertes, a los audaces, de modo que los espíritus débiles y retraídos albergan resentimiento contra ella. Este resentimiento toma forma en la creencia  en otra vida donde la debilidad sea premiada, y así surge la oposición entre vida “falsa” y vida “verdadera”
Ocurre que el resentimiento contra la vida, que en un principio era una enfermedad localizada (solo los débiles odian la vida) , toma proporciones de pandemia. Aquí hay que reconocer la sagacidad de los “esclavos” (moral de esclavos, llama Nietzsche a esta moral resentida) para expandir su punto de vista decadente. Pues para ello no han hecho sino aludir a la parte que todo hombre, incluso el más fuerte, tiene de “esclavo”. Miedo al sufrimiento, al tiempo y a la muerte, todo eso que a fin de cuentas hace que la vida sea lo que es, es lo que está tras este desdoblamiento metafísico. Así la pandemia adquiere proporciones de hereditaria. Es el verdadero pecado original que los hombres transmiten a sus hijos con el conocimiento del bien y del mal.
Nietzsche ilustra esto con el cambio de significado de “bueno”. Al principio “bueno” significa “lo que me favorece”, pero con el progresivo cambio de una moral aristocrática por una de esclavos, “bueno” acaba por adquirir un significado objetivo, metafísico. Una Idea o una Voluntad de Dios. Lo bueno es hacer lo que Dios quiere.
Es obvio que para Nietzsche la moral de los esclavos se identifica con el cristianismo.  Dicho de modo bastante simplista, pero de acuerdo con lo que Nietzsche pensaba, lo que propone el cristianismo es un trato como este; yo te libro de la angustia por la muerte, y tu dejas de hacer lo que quieres, y te esperas a la otra vida para ser feliz.
De este modo el cristianismo pudo ser una infelicidad sin angustia. Pero hasta eso se derrumbo cuando la filosofía crítica y la ciencia desenmascararon una a una las ilusiones de la religión. Esto es lo que Nietzsche constata cuando habla de la “muerte de Dios”. No es algo que el decreta, sino que meramente constata. Y lo verdaderamente importante es que la muerte de Dios no ha redundado en abandono de las categorías metafísicos que la sustentaban. Muy al contrario, estas parecen perseverar ocupando todo el ámbito de la cultura occidental. En tales condiciones, a no tardar la situación presentara su sustancial absurdo; los hombres buscan algo y no saben que. Hacen algo y no saben para que. Esta situación es, que duda cabe, el nihilismo.
4/ La superación del nihilismo puede darse, por supuesto, postulando nuevos valores que reclamen para si ser el Bien objetivo y el sentido final que Dios ha dejado de desempeñar.
¿Que es esto de los nuevos valores? El término valor se puede entender de dos modos; por un lado, en sentido inmanente, valor es aquello que hace que la vida merezca la pena. Por otro lado, en sentido trascendente, valor es aquello por lo que merece la pena sacrificar la vida. Son dos cosas muy distintas.  Una cosa es que apreciemos el amor, el trabajo, el placer o el conocimiento, y otra que estemos dispuestos a dar la vida por eso.
Algunos ejemplos.

Aqui teneis a una alegre muchachada dispuesta a salir de su nihilismo dando la vida por la Patria.
Lo mismo, pero en la película Cabaret, de Bob Fosse.



Valores hay muchos, claro. Otra peli. Estos van a dar su vida por la Droga.



Bueno. A la base de la reciente historia de la filosofía está por tanto la voluntad de minimizar los efectos de la muerte de Dios, creando nuevos valores. La demanda de valores, entendidos en el sentido de trascendentes, que tan a la orden del ida está, le parece sin embargo a Nietzsche una estrategia conservadora inútil. La única función que los tan manidos “valores” pueden cumplir es la de un analgésico existencial, haciendonos mas soportable el nihilismo y la angustia.  No solo no pueden competir en puridad con la idea de un ser divino (que a fin de cuentas, como proyección antropomórfica, resulta mucho mas familiar y útil para el hombre) sino que, a fin de cuentas, no mejoran un ápice los problemas de la antigua situación; que no hay solo un bien, sino muchos, y que no los queremos vivir bien en un futuro ideal, sino ahora.
Cualesquiera que sean los valores que se propongan, adolecerán de esos defectos y e irán contra la vida, que no quiere un bien abstracto eternamente pospuesto, sino “lo bueno, ahora”. Por eso la solución del nihilismo no puede venir de nuevos valores trascendentes, sino de una revolución en el concepto de valor. Es por esto por lo que Nietzsche se puede considerar con justicia un reiniciador en la historia de la filosofía.
5/ La terapéutica nietzscheana se conjuga en torno a la Transmutación de Valores y el Eterno Retorno. El objetivo ultimo de la terapéutica es recuperar la voluntad de poder. Para ello Nietzsche se instala en el punto en el que se inicia su decadencia y propone seguir el camino a la inversa. Dicho sintéticamente, reconvertir “el Bien” en “lo Bueno” (ahí esta la clave de comprensión de ese titulo sensacional, “Mas allá del Bien y del Mal”). Lo que el proclama es pasar de una moral de esclavos una aristocrática. Es volver a la moral que afirma la vida, con sus grandezas y sus alegrías, y también con sus miserias y su sufrimiento.
Respecto al Eterno Retorno,  aqui os dejo una divertida ilustración de esto. El protagonista de esta película está, literalmente, Atrapado en el Tiempo. ¿Que pensariais si el mismo dia se repitiese una y otra vez?





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DEBERES:


Hace un tiempo vimos la película PEQUEÑA MISS SUNSHINE (clicka). 



En relación con lo trabajado hasta ahora en clase y la película, pido que se respondan a las siguientes cuestiones en el cuaderno de trabajo:


o   Diagnostiquen a los personajes que aparecen, buscando las causas familiares y sociales que les hacen enfermar y caracterizarse de tal manera.
o   Relacione el diagnóstico anterior con la filosofía nietzscheana.
o   ¿Cuál sería la solución a las frustraciones de estos personajes?

Sesión 6

Nietzsche y la crítica a la filosofía occidental (I)



Nietzsche el solitario


Todos los filósofos, o al menos los grandes filósofos, se posicionan de algún modo ante la historia de la filosofía como si fuese un todo. En algún momento de sus obras hay una frase mas o menos así. “Todos mis predecesores se caracterizaban por esto….y se equivocaban”. En este sentido la historia de la filosofía es un permanente reinicio. Cada reiniciador es incluido por el siguiente dentro de su serie, pero esto no es lo que importa. Lo que importa es ver como se repite en la filosofía este sentimiento de ser pionero, la convicción de haber salido del modo común de ver las cosas.
(Por eso la soledad es el espacio del filosofo. No halla comunidad con sus contemporáneos, pero tampoco con sus predecesores.)
Ningún filosofo ejemplifica mejor esto que  Nietzsche. El fue, y se concibió como tal, un verdadero reiniciador. También fue, y se concibió como tal, un verdadero solitario. Cuando leemos su biografía comprendemos que experimentó como nadie una doble vecindad de la filosofía;  La vecindad con la soledad y la vecindad con la locura.

Nietzsche el vidente


La originalidad de Nietzsche es radical también en un sentido etimológico. Volvió verdaderamente a las raices, a los orígenes de la filosofía. De esto nos apercibimos apenas abrimos una de sus obras. Él recuperó para la filosofía dos antiguos medios de expresión; el aforismo y el poema, que ya utilizaban Heráclito y Parménides mas de veinticuatro siglos antes. Pero seria exagerado decir que Nietzsche uso la forma aforística y la poética para regresar a los presocráticos, pues no se obligó a escribir poemas y aforismos; el era realmente un gran escritor aforistico y un brillante poeta. Mas bien lo que pasaba es que Nietzsche recupera un modo de hacer filosofía perdido desde los presocráticos.
Lo característico de esta filosofía poética es que tiene un sentido observante, no un sentido argumentativo. No pretende con-vencer, porque no concibe el saber como polémica. Desde Sócrates en adelante, el conocimiento ha tomado la forma de “lucha y autoafirmación”. Polémica contra los otros, polémica contra los objetos… el conocimiento no ha sido mas que Voluntad de Poder, (o mejor, de dominio) Nietzsche pretende salir al paso de esta tradición. Pretende sustituir el conocimiento por la clarividencia, la figura del filosofo por la del sabio (Zaratrusta), casi el vidente. Lo característico del vidente es que no adopta ninguna postura propia y no se sitúa frente a los objetos. Su conocimiento es mas bien reconocimiento; de los ciclos vitales, de la vida y la muerte. Semejante personaje no aspira a la polémica, al discutir y discutir hasta cargarse de razón, sino al acompasamiento. Ve al orgulloso sujeto , al yo, como una estructura de la obstaculización. La vida creativa florece allí donde los individuos aprenden a fluir con las cosas y renuncian a obstaculizar (renuncian al yo, a su conciencia moral, a su superyo, a su conciencia de clase… )

Nietzsche el sofista


Nietzsche pretendió recuperar este modo de hacer filosofía, olvidado en la tradición filosófica desde Sócrates en adelante. Su voluntad de escapar de la tradición era tan grande que se plasmó en su lenguaje. Cada filosofo inaugura un lenguaje particular, pero en Nietzsche esto está tan claro que llama la atención continuamente. No es solo que renuncie a la exposición argumentativa clásica; es que además introduce tal numero de conceptos radicalmente nuevos en la filosofía (nihilismo, voluntad de poder, superhombre...) que uno se pregunta si en ese imaginario dialogo filosófico entre todos los filósofos Nietzsche no estará hablando de otra cosa. Pero para Nietzsche recrear el lenguaje era realmente una necesidad filosófica, no una extravagancia. ¿Por qué?
Nietzsche se va a preguntar como significan las palabras. La respuesta clásica es; las palabras tienen un significado porque las cosas tienen una esencia. Por encima de su naturaleza convencional, las palabras conservan un significado gracias a su esencia. A lo largo de la historia de la filosofía, la discusión principal es si los hombres acceden de hecho a estas esencias, o si el acceso a las esencias es algo asintótico, es decir; susceptible siempre de mejorarse, pero no de  completarse. Pero Nietzsche no se interesa por esta cuestión. Mas bien es la misma cuestión de la esencia lo que le resulta sospechoso. ¿El significado de las palabras se basa en la esencia? Mas bien es al reves, dice Nietzsche, creemos que las cosas tienen una esencia porque tienen un significado convencional.
Cuando Nietzsche afirma que los hombres creen en Dios porque creen en la gramática, no hace mas que  reconocer esta relación entre significado y esencia, entre lenguaje y ontología, vale decir; metafísica. Luego, en “Verdad y mentira en sentido extramoral”, afirmó esta tesis escandalosa. Verdadero es lo que favorece la vida, falso lo que la perjudica. La tesis es perfectamente coherente con la convencionalidad del lenguaje; si los significados son impuestos, lo son en tanto sirven a un interés.
Si quereis entender esto, acordaos de cuando a principio de curso hablabamos de los sofistas. Recordad los discursos de Bruto y Marco Antonio en Julio Cesar.La pregunta que podriamos hacernos es algo asi como: ¿Merecia realmente Julio Cesar morir? ¿Cual es la verdad? Pero esta cuestión no tiene respuesta para Nietzsche. No hay ninguna verdad que sacar a la luz, sino solo opiniones enfrentadas (la de Bruto, la de Marco Antonio). Y la opinión que triunfa es la mas conveniente.


En su antiesencialismo, Nietzsche profesa una suerte de nominalismo; no existen las esencias, solo semejanzas. Como la esencia se manifiesta en la definición y la semejanza en la metáfora, un lenguaje metafórico es mas honesto que uno construido sobre definiciones (porque la metáfora no aspira a determinar esencias, sino solo a mostrar la semejanza de algo, que es accidental y mudable.)
Un resumen un poco rápido de esta cuestión es que los filosofos clásicos, (Platón sobre todo) han entendido que cuando llamamos a varias cosas por el mismo nombre es porque comparten una esencia común. Por ejemplo, que todos los hombres tienen algo en común, que todo lo bello tiene algo en común, que todo lo justo tiene algo en común, etc. (Y eso es la Teoría de las Ideas)
Pero para Nietzsche, cuando hablamos de algo que tiene el mismo nombre solo hay algo así como un parecido de familia; los hombres se parecen en algo, lo bello se parece en algo, lo justo se parece en algo…

Esto es un cambio bastante profundo en la forma de ver las cosas; porque los parecidos son subjetivos e interesados; es normal, por ejemplo, que una persona vea parecidos donde otra no lo ve, a todos nos pasa esto. Es común que para alguna gente tal actor se parezca a tal persona, o que tal bebé se parezca a tal o cual familiar… mientras para otra gente no hay ningun parecido. Esto resulta normal, pero Nietzsche avista que tambien pasa lo mismo con el resto de nuestro conocimiento; a mi me parece algo justo, me parece algo bello, algo me parece amistad, algo me parece verdad… a otra gente no le parece en absoluto (porque no le interesa que sea así)
Que no existan esencias, sino semejanzas, quiere decir que en los seres no hay una identidad común, sino a lo sumo una semejanza. La diferencia es que la esencia es algo esencial, esto es, necesario, mientras que la semejanza es algo accidental. A cierto grupo de individuos se les llama hombres no porque lo sean, sino en virtud de cierto tipo de interés. A lo que Nietzsche hace  referencia es a la complejidad del proceso de atribución ontológica, es decir, a la complejidad de responder a una pregunta como “¿que es eso?”. Esta complejidad reside en que es colectivamente, y en virtud de intereses (y no individual y desinteresadamente) como se  responde a la pregunta.
En esta situación, decir la verdad, responder de forma satisfactoria a la pregunta “¿que es eso?”, significa tan solo usar las metáforas usuales. Lo que pasa es que el hombre, claro está, ha olvidado que la naturaleza de su lenguaje es metafórica. A fuerza de usarlos, ha llegado a creer que el significado de sus conceptos es universal y necesario.
Si no hay esencias, y si el lenguaje es metafórico, el conocimiento es interpretación, pues no se averigua, sino que se interpreta, el significado de una metáfora. ¿Y en donde se detiene y descansa la interpretación? La interpretación no se detiene nunca. Privado de una referencia a la esencia, el conocimiento se convierte en interpretación y la interpretación tiene carácter recursivo; siempre es a su vez susceptible de interpretarse.
Para daros una ilustración de aquello de lo que habla Nietzsche, aqui os dejo una magnifica referencia en la película Rashomon, de Akira Kurosawa. Este filme es una de las obras maestras de uno de los directores mas importantes de la historia. La película describe un crimen a traves de las versiones de cuatro personajes; el asesino, la victima, su mujer y un testigo. ¿Cual dice la verdad?
Nietzsche descubrió en esta infinitud de la interpretación el carácter maldito del conocimiento. El hombre no puede perseguir interpretaciones infinitamente, y en algún momento ha de detenerse y decir: “esto no es interpretación; es mi certeza”. No hacerlo así supone caer en la locura. En esta tensión se encuentra el filosofo: el conocimiento pide continuar la interpretación, la vida pide “basta”. “Perecer por el conocimiento absoluto muy bien pudiera formar parte de los fundamentos del ser.” (Mas allá del bien y del mal. En la primera parte de este libro, hay frecuentes referencias a Descartes; su objetivo de alcanzar un conocimiento absolutamente fundado le parece inútil a Nietzsche, que trata de refutar el cogito.). La historia de la filosofía es una historia nefasta donde cada filosofo lega a sus descendientes una interpretación mas refinada y mas antivital que la anterior. Por eso Nietzsche se propone recuperar la sana ingenuidad presocrática.

La interpretación es infinita. Pero además la interpretación es impuesta. Sabemos para qué; para reforzar la vida. Pero ¿la vida de quien? En ocasiones, la interpretación refuerza la vida de todos los hombres, es entonces meramente una adaptación biológica. Pero a veces la interpretación es impuesta por unos hombres a otros para reforzar su vida.  Por todo ello, interpretar una interpretación no es preguntarse acerca de que se  habla, sino a quien sirve, a que sentimiento vital. No en vano Nietzsche ha comenzado como filólogo y terminado como fisiólogo.
Fisiólogo de la Voluntad de Poder.  Que el lenguaje expresa un sentimiento vital es la concepción de Nietzsche de que el lenguaje expresa una voluntad de poder. Pero con ello del análisis del lenguaje hemos desembocado en la medicina. Y de eso hablaremos en el proximo capítulo.